martes, 6 de marzo de 2012

Convierte tus errores en regalos de sabiduría

¡Hola amig@s!

Seguro que alguna vez os habéis equivocado. No importa lo sabios que seáis o la formación que tengáis, ya lo dice el refrán: "el que tiene boca se equivoca". Nosotros, autores de este blog, erramos continuamente, más de lo que quisiéramos...

Los errores en sí mismos no suelen ser catastróficos, generalmente sólo suponen una pequeña pérdida o frustración, así que sus peores efectos aparecen cuando el que los comete no enfoca de manera adecuada el proceso natural para asimilarlos y seguir adelante. Si para ti los errores suponen un quebradero de cabeza, los consejos que te damos a continuación seguro que te ayudarán en el futuro.



Lo primero que hay que tener en cuenta es nuestra propia interpretación de los errores. ¿Son algo terrible o indeseable? ¿Sólo sirven para manifestar nuestra incompetencia en según qué aspectos? Absolutamente no. La creencia de que los errores son regalos de sabiduría debe quedar grabada a fuego en nuestro particular modo de pensar. ¿Acaso equivocarse no es inevitable en cualquier proceso de aprendizaje? Cada vez que cometemos un error, tenemos la oportunidad de aprender y seguir avanzando. Por tanto podríamos decir que cuantos más errores cometamos, más nos estaremos aproximando a eso que llaman "sabiduría". Y, en consecuencia, si no te equivocas en realidad no estás aprendiendo, sino simplemente haciendo algo que se te da muy bien.

Para aprovechar al máximo la sabiduría que se esconde tras cada error se puede seguir un esquema de tres pasos como el que planteamos a continuación:

1º.- Identificar el error: parece una perogrullada, pero a veces nos perdemos en un laberinto de sentimientos de culpabilidad y nos saltamos este paso tan importante. Si no sabemos en qué nos hemos equivocado, difícilmente podremos utilizar ese error como un regalo de sabiduría. La mayoría de las veces identificar el error es una tarea sencilla, y no nos llevará más de algunos minutos. En circunstancias más complejas, es conveniente tomarse un tiempo para la reflexión y tratar de discernir con claridad el punto en el que empezamos a errar. Hay que recordar que tenemos un suministro limitado de energía y no podemos permitirnos el lujo de malgastarlo culpando a nadie, y menos a nosotros mismos. Lo que nos interesa es aprender del error y tratar de subsanarlo en la medida de lo posible.

2º.- ¿Podemos hacer algo para solucionar el error? Este segundo paso tiene por objeto minimizar las consecuencias negativas que derivan de nuestra equivocación. En ocasiones no será posible hacer nada, y otras veces podremos enmendarlo total o parcialmente. En el primer caso, si no es posible solucionar nada, deberemos hacer valer nuestro autodiscurso positivo, separando nuestras acciones/errores de nuestro valor como personas y pasar directamente al punto 3 de esta guía.

Si existe algún modo de que podamos minimizar las consecuencias de nuestro error, cabe hacerse las siguientes preguntas: ¿tenemos el tiempo y la energía suficientes como para encararlo? y ¿realmente compensa nuestro esfuerzo el tratar de solucionarlo? En caso afirmativo, procederemos a describir un plan detallado de las alternativas y las acciones a emprender en cada una de ellas, quedándonos con la que despierte los sentimientos más positivos, toda vez que hayamos recabado y analizado toda la información posible sobre nuestro error y sus circunstancias.

3º.- ¿Qué podemos hacer para reducir la probabilidad de que se repita el mismo error en el futuro? Este tercer paso es el que definitivamente convierte nuestro error en un verdadero regalo de sabiduría. Se trata de discernir las acciones que podemos llevar a cabo para no tropezar en la misma piedra en el futuro. Podemos escribirlas y así no se nos olvidarán. Pero ojo, ¡lo realmente importante es llevarlas a cabo!

Si utilizas este enfoque de tres pasos para tus errores,los convertirás en una gran fuente de sabiduría. No te preocupes si crees que te equivocas mucho, seguro que no es para tanto y, en cualquier caso, utilizando esta pequeña guía al final conseguirás que forme parte de tus rutinas y crearás un fantástico círculo virtuoso de sabiduría.

martes, 28 de febrero de 2012

La fabricación del vidrio en Egipto y Siria (II)

Durante el reinado de Dario (521 - 485 a.C.) en que continuó el regreso de los cautivos de Israel, y a lo largo del restante periodo de dominación persa, volvió a florecer la artesanía vidriera fenicia, uno de cuyos principales núcleos de producción se instaló en la ciudad de Chezib, al sur de Tiro. El importante desarrollo comercial que se produjo simultáneamente y que animó la vida de los puertos fenicios, favoreció la exportación de los valiosos recipientes de vidrio, que a menudo servían de envases a costosos perfumes en cuya elaboración los fenicios demostraron una singular maestría. De esta manera se extendió esta delicada mercancía por los países mediterráneos occidentales y también por el Oriente, llegando hasta la India, como consecuencia de los contactos establecidos por Alejandro Magno durante su campaña en 326 a.C.

En el transcurso de los siglos siguientes, y en competencia con la de los vidrieros egipcios, se fue depurando la técnica y consolidando el prestigio de los vidrieros fenicios concentrados en Sidón. Esta ciudad, por una parte, y Alejandría por otra, constituyeron los dos principales enclaves vidrieros que habían de mantener su preeminencia hasta pocos años antes del inicio de nuestra era.


Los vidrieros alejandrinos, siguiendo su antigua tradición egipcia, mostraron su mayor destreza en la elaboración de vidrio coloreado y de vidrios "mille - fiori". También fabricaron recipientes prensados y tallados entre los que el cuenco de Canosa constituye uno de sus más bellos exponentes.

Hacia el siglo II a.C. (561) se produjo un acontecimiento que había de ser trascendental para la artesanía vidriera: la invención en Sidón de la caña para soplar el vidrio. La técnica del soplado del vidrio supuso la primera innovación verdaderamente revolucionaria en sus métodos de elaboración, y trajo consigo un mejoramiento de la calidad del vidrio, ya que para ser trabajado por esta técnica se requieren temperaturas considerablemente más elevadas que las que exige el trabajo de las pastas de vidrio.

Con el manejo de la caña de soplado se inicia la verdadera artesanía del vidrio hueco propiamente dicho en todas sus formas. Este procedimiento fue aplicado primeramente al soplado de recipientes en el interior de moldes, y poco más tarde se extendió al soplado al aire. Parece muy probable que fuera igualmente en los talleres vidrieros de las costas de Siria donde se fabricaran, también por soplado, los primeros vidrios corona para ventanas. Con esta técnica que ofrecía tan grandes ventajas pudieron fabricarse piezas de paredes considerablemente más delgadas, se introdujeron nuevos diseños con una gran variedad de formas, y se abandonaron los viejos estilos clásicos tradicionales. Además la rapidez de este nuevo procedimiento de trabajo hizo posible una fabricación en mayor escala.

Las piezas fabricadas por los vidrieros de Sidón durante esta época llevaban la marca y firma de su autor, lo que ha permitido su identificación segura. Entre los más afamados vidrieros destacaban Ariston, Artas y Ennion, de cuyos talleres salieron numerosos vasos soplados en molde, con diferentes motivos impresos en relieve y con inscripciones en griego, de acuerdo con la moda y la importancia que había adquirido este idioma en Oriente desde las conquistas de Alejandro Magno.

miércoles, 22 de febrero de 2012

Proceso de fabricación de la Serie Amero

Hoy vamos a explicar cuales son los pasos que seguimos para fabricar una de nuestras series más carismáticas, la serie amero.

El primer paso consiste en cortar una pieza cuadrada de vidrio incoloro y a ésta hacerle un taladro cuadrado en su centro; una vez acabado ésto preparamos varias tiras de vidrio perla y plata para cortarlas en cuadraditos pequeños.



Cuando tenemos los cuadraditos listos, los colocamos sobre la pieza tranparente intercalando los 2 colores.


En el siguiente paso usaremos pintura vítrea especial negra para hacer unos trazos longitudinales y transversales sobre los cuadraditos perla y plata.


Una vez horneado el conjunto, los cristales se funden formando una pieza de la serie amero terminada y es el momento de añadirle los cordones de cuero y los terminales de plata de ley.




martes, 17 de enero de 2012

La fabricación del vidrio en Egipto y Siria (I)

Las muestras más antiguas de vidrios y vidriados que se conocen se han encontrado en Egipto. Alrededor del años 9000 a.C., los egipcios ya conocían la técnica de los vidriados, como lo atestiguan algunas muestras encontradas, consistentes en figurillas de arena recubiertas por capas vítreas de color verde. El hecho de que las primeras manifestaciones de la artesanía del vidrio sean intensamente coloreadas en tonos azules y verdes por elevadas proporciones de óxidos metálicos, generalmente de cobre, ha hecho pensar que se trate simplemente de escorias metalúrgicas refundidas, y apoya la teoría de que la artesanía vidriera nació como una derivación de la metalurgia.

Se supone que los primeros en manipular el vidrio fueron los mesopotámicos, como confirman los objetos hallados en la región del Eúfrates, que datan de unos 2500 a.C., fecha en que existían diversas manufacturas vidrieras en el país y que es muy anterior a la fabricación del vidrio de manera regular en Egipto, datada alrededor de los años 1500 a.C., bajo la XVIII dinastía. A esta época corresponde la primera pieza de vidrio que se ha podido situar históricamente con certeza. Se trata de una perla de vidrio azul turquesa que imita un ojo destinado a una estatua, y lleva el sello del faraón Amenothep I (1557-1530 a.C.). Es muy significativo el hecho de que esta época coincida con la conquista de Siria por Tutmés III (1501-1447 a.C.), lo que constituye otro argumento a favor de que la artesanía vidriera egipcia fuera importada en Siria, siguiendo la constumbre de que el invasor retuviera en cautiverio a los artistas y artesanos más diestros del país vencido. Desde aquel momento los vidrieros egipcios mantuvieron su primacía indiscutible hasta mediados del último milenio a.C., en que el renacimiento de la vidriería siria les obligó a compartir su prestigio con los artesanos de este país.

La producción vidriera en Egipto alcanzó su máximo auge durante la segunda mitad del segundo milenio de nuestra era, bajo el imperio de la XVIII dinastía. La mayor parte de las piezas de esa época fueron fabricadas por la técnica del núcleo de arena y consistieron en vasijas cuyas variedades más peculiares fueron pequeñas ánforas ovoidales de cuello estrecho, con asas en su parte superior, pequeñas jarras, vasos panzudos de alto pie, y tarros en forma de columna. Una de las piezas más bellas y de más original diseño es el famoso ungüentario en forma de pez.

Recipiente con forma de pez, Museo Británico de Londres

Desde mediados del segundo milenio a.C., el vidrio egipcio se exportó a países vecinos, como Siria y Palestina, e irradió por el Mediterráneo oriental hasta Grecia, Micenas, Creta y Chipre. Hacia finales de dicho milenio se inició una importante disminución de la producción vidriera egipcia, debido a una decadencia de la técnica del núcleo de arena, reemplazada por el moldeado en caliente y la de tallado en frío. Al ser estas técnicas de ejecución más lenta, impidieron la fabricación en serie, y el número  de piezas salidas de las manufacturas vidrieras se redujo considerablemente.

Tres siglos más tarde se produce un resurgimiento de la artesanía vidriera en Asiria y Babilonia, cuyos conocimientos de las técnicas vidrieras eran muy avanzados, sobre todo en la construcción de hornos reverberos que permitían alcanzar mayores temperaturas y vidrios más homogéneos, como demuestran las tablillas de escritura cuneiforme halladas en el palacio de Asurbanipal (668 - 626 a.C.), uno de los últimos reyes asirios.

Todo el conocimiento acumulado por asirios y babilonios pasó de nuevo a las costas de Siria, llevado con toda probabilidad, al reintegrarse a sus tierras, por los judíos cautivos en Babilonia liberados por Ciro el Grande en 537 a.C., al año siguiente de la conquista de este pueblo por Persia.

martes, 3 de enero de 2012

Consejos para reducir el estrés

Hola amig@s!

Comienza un nuevo año y, tras el necesario parón en nuestras actividades cotidianas que suponen nuestras bien merecidas vacaciones, volver al trabajo puede hacerse un poquito cuesta arriba por cosas que quizás quedaron pendientes por hacer. Por eso queremos daros algunos consejos para sobrellevar el estrés en épocas como esta en las que puede descontrolarse un poco más de la cuenta.

En primer lugar, debemos recordar tres principios fundamentales que nos ayudarán a reducir los efectos del estrés tanto en el aspecto mental como en el físico:

1º.- Asumir el concepto de cuerpo como una máquina con un suministro limitado de energía:

Todos los días, al levantarnos, comenzamos con un determinado nivel de energía que se va reduciendo a medida que pasan las horas. La ingesta de alimentos y el descanso facilitan la recuperación de parte de esa energía, pero debemos ser responsables y darnos cuenta de que un día tiene las horas que tiene y eso nos lleva a planificar nuestro tiempo de manera adecuada. Si tratamos de hacer demasiadas cosas un día tras otro, nuestro cuerpo notará el desgaste y nos enviará señales de que paremos.

Si tenemos que completar varias actividades complejas a lo largo del día, es recomendable no pasar de una a otra sin descanso. Adoptar rutinas de descompresión, tales como relajarse escuchando música, dar un paseo o jugar, durante el tiempo suficiente para desconectar y permitir que el cuerpo recupere la estabilidad, no sólo es muy saludable, sino que ayuda a afrontar la siguiente tarea de un modo más eficiente.

2º.- Aprender a reconocer los primeros síntomas del estrés y qué significan:

Los signos del estrés (taquicardias, temblores, sensación de ahogo, sudoración excesiva, confusión mental...) son la única manera que tiene nuestro cuerpo de decirnos que tenemos que parar y atender nuestras necesidades, que nuestro depósito de energía está demasiado bajo. Es lo que sucede cuando nos dejamos absorber demasiado por un aspecto de nuestra vida y descuidamos las otras áreas que son tanto o más importantes. Cuando eso ocurre, nuestra vida deja de estar equilibrada y aparece el estrés. Es por eso por lo que es tan importante reconocer esos primeros síntomas que nos permitirán actuar en los primeros estadios del estrés y reducir sus efectos.  

Así que ya sabéis, cuando experimentéis los síntomas del estrés, revisad cada una de vuestras áreas vitales (relacional, espiritual, física, mental y emocional), reflexionad sobre la necesidad de establecer un mayor equilibrio y acordaos del concepto del cuerpo como una máquina con un suministro limitado de energía.

3º.- Desarrollar un estilo de vida basado en una dieta equilibrada y ejercicio regular:

Son de sobra conocidos los perniciosos efectos que tienen sobre nuestro organismo una dieta inadecuada y la falta de ejercicio físico. Lógicamente, esos estilos de vida nos debilitan y nos hacen también más vulnerables a los efectos del estrés.

En épocas de estrés elevado somos más dados a descuidar nuestra alimentación y a dejarnos llevar por los denominados alimentos emocionales, que aportan un alivio psicológico transitorio pero también muchas calorías, lo cual termina siendo contraproducente. En estas épocas es precisamente cuando más atentos debemos estar a lo que comemos, para poder estar a tope de energía y nuestro organismo funcione correctamente.

Por tanto, lograr que una dieta equilibrada y el ejercicio físico regular formen parte de nuestras tradiciones diarias nos ayudará a mantener el depósito de energía bien alto y a mantener el equilibrio que antes comentábamos, porque el cuidado de nuestro físico redunda también en salud mental, y nos hará más resistentes cuando lleguen las épocas de estrés elevado.



Llevar a la práctica estos tres principios básicos que afectan al estilo de vida es muy importante para reducir o minimizar los efectos del estrés, pero si además aplicáis estos otros tres consejos especiales para periodos de actividad intensa, el estrés para vosotros será un juego de niños:

1º.-  Reducir la actividad general y determinar prioridades:

Cuando la lista de cosas por hacer se desborde, es absurdo bloquearse y tratar de hacerlo todo a la desesperada. Seguro que en esa lista hay cosas que pueden esperar un poco más que otras. Pues bien, se trata de aplicar el sentido común y dedicar más tiempo y energía a aquellas tareas más importantes, dejando en un segundo plano, parcial o totalmente, aquellas que no sean estrictamente necesarias para salir del atolladero y completarlas en otro momento más sosegado. Recordad que nuestra energía es un recurso limitado y tenemos que gestionarlo de manera inteligente. Las rutinas de descompresión, una dieta equilibrada y descansar adecuadamente también os ayudarán.

2º.- Dedicar tiempo adicional para las decisiones:

El estrés es nuestro principal enemigo a la hora de tomar decisiones, porque interfiere en nuestra capacidad para pensar racionalmente. Este aspecto hay que tenerlo en cuenta si no podemos retrasar la toma de decisiones importantes, permitiéndonos mayor tiempo para la reflexión y calibrar el problema desde diferentes perspectivas.

Por lo tanto, en épocas de estrés elevado lo mejor es posponer las decisiones importantes o, si no es posible, dedicar más tiempo del que les dedicaríamos en circunstancias normales, debido a nuestra reducida capacidad para pensar de manera racional.

3º.- Planear de antemano y adelantar actividades:

En muchas ocasiones los periodos de estrés elevado son previsibles (periodos de exámenes, festejos, temporadas altas...), lo cual nos da un margen para actuar de manera más eficiente cuando se presenten. En esos momentos de sosiego previos a tales periodos es muy recomendable planificar el tiempo de forma racional, dejar resueltos todos aquellos temas que pudieran interferir en la consecución de nuestros objetivos y prepararnos para imprevistos. Tener organizado el tiempo y programadas las actividades a realizar tiene una triple ventaja: nos permite organizar actividades de descompresión entre las que intercalar las actividades más exigentes, se reduce la ansiedad general por tener especificado un plan de actuación que aumenta nuestra sensación de control y todo ello redunda en una distribución más racional y eficiente de nuestra energía limitada.

Esperamos que estos consejos para sobrellevar el estrés os sean útiles. ¡Pero para eso tenéis que practicarlos! :) 

martes, 20 de diciembre de 2011

Técnicas de elaboración del vidrio en el antiguo Egipto

Los métodos de elaboración del vidrio empleados en el antiguo Egipto han sido descritos por Sir Flinders Petrie a partir de los datos extraídos de la factoría de Tell-el-Amarna (región situada en la ribera oriental del río Nilo).


El vidrio se preparaba a partir de una mezcla de sílice obtenida por molienda de guijarros previamente seleccionados y de álcalis procedentes de las cenizas de plantas calcinadas. El producto de fusión de esta mezcla, aunque no totalmente incoloro, lo era lo suficiente como para poder tomar diferentes coloraciones que se conseguían incorporando fritas generalmente azules o verdes. La mezcla se fundía cuidadosamente en un cuenco de arcilla de unos 10 a 15 cm de diámetro por unos 2 a 3 cm de profundidad, y se dejaba enfriar. Una vez frío, se rompía el cuenco y se desechaba la capa superior impurificada por escorias. Los trozos de vidrio seleccionados se volvían a calentar hasta un estado pastoso y se moldeaban en forma cilíndrica. A continuación se enrollaban en espiral sobre una barra metálica, que se hacía rodar oblicuamente sobre una superficie plana hasta que la varilla de vidrio quedaba reducida al grueso de un lapicero. Entonces se dejaba enfriar y la barra metálica, que contraía en mayor medida que el vidrio, se retiraba fácilmente. La espiral de vidrio así obtenida se volvía a calentar y se estiraba hasta reducirla a un espesor de unos 3 mm. Estas delgadas varillas eran las que se empleaban como material de partida para la posterior elaboración de las piezas de vidrio.

La fabricación del vidrio hueco, iniciada durante el reinado de Tumsés III (1501-1447 a.C.), se llevó a cabo por la técnica del núcleo de arena. Así se moldearon recipientes de vidrio que trataban de imitar las vasijas de arcilla al uso en aquel tiempo. Para fabricar un recipiente por este procedimiento, se empleaba un mandril de cobre ligeramente cónico, de un diámetro igual al diámetro interior del cuello de la pieza. Sobre el extremo del mandril se modelaba en una masa plástica de arcilla o de arena un núcleo con la forma de la pieza que se deseaba obtener, se envolvía en una funda de tela y se ataba al vástago del mandril. Las huellas de los hilos del tejido y de las ataduras han podido verse impresas en las paredes interiores de los recipientes. Sobre el núcleo se iba enrollando en espiral, una vez calentada hasta adquirir un estado plástico, la delgada varilla de vidrio inicialmente obtenida, hasta que toda la superficie quedaba completamente cubierta. El conjunto se recalentaba en el horno tantas veces como fuera necesario hasta que las vueltas soldaban entre sí y la superficie de la pieza quedaba uniforme.

Acto seguido se procedía a su decoración enrollando todavía en caliente hilos de vidrio de diferentes colores y la pieza se rodaba con movimiento de vaivén sobre una superficie pulida, lo que hacía que los hilos se incrustaran y se obtuviera una superficie lisa. Estos hilos se disponían en forma de anillos paralelos alrededor de la pieza y a continuación, con ayuda de un punzón, se estiraban hacia arriba y hacia abajo dibujando ondas o zig-zags. Otras veces se colocaban en sentido oblicuo o vertical en forma de figuras rameadas o plumeadas. Un sistema decorativo análogo consistía en aplicar pequeñas gotas de vidrio fundido que se incrustaban en la pieza formando lunares.

Terminada la decoración de las piezas, se colocaba por último el pie y las asas, y se dejaban enfriar. El mandril de cobre contraía y se retiraba de la boca, a continuación se extraía la arena o la arcilla contenida en el interior de la pieza, y ésta quedaba terminada. Mediante la técnica del núcleo de arena se fabricaron numerosos vasos, ungüentarios, anforitas, jarros, etc., de tamaño relativamente pequeño (unos 10 cm de altura) y boca estrecha, limitación impuesta por su procedimiento de moldeo.


Junto a esta técnica desarrollada específicamente para el trabajo del vidrio, los primitivos vidrieros emplearon también otros métodos heredados de la artesanía cerámica y de la de los metales como, por ejemplo, el prensado en caliente dentro de un molde. Por este sistema, que los vidrieros egipcios empezaron a utilizar hacia el año 1200 a.C., fabricaron cuencos y vasos que luego decoraban  con hilos de vidrio coloreado, de un modo similar al descrito.

También como técnica de moldeado, por una parte, y con fines decorativos, por otra, se desarrolló el arte del tallado del vidrio, incoporando los métodos utilizados por los lapidarios para tallar y grabar las piedas duras.

Los vidrieros egipcios fueron los creadores de otra importante técnica, tan bella como original, que varios siglos después, a principios de nuestra era, asimilarían los vidrieros romanos con depurada maestría bajo el nombre de "mille-fiori" (mil flores) o vidrios mosaico. Estos vidrios se fabricaban estirando previamente delgadas varillas de vidrio de diferentes colores que se reunían en un manojo y se sintetizaban formando una varilla más gruesa o una cinta de sección multicolor. A continuación se cortaban en discos o delgadas placas, y éstos se unían entre sí por sus bordes, como las piezas de un mosaico, y se soldaban al fuego para formar vasos, cuencos u otros recipientes.

Lo que es seguro es que los egipcios no conocieron el vidrio soplado, pues no se han encontrado restos de piezas obtenidas por este procedimiento. La confusión de algunos autores procede del famoso relieve que decora las paredes de uno de los 39 hipogeos (tumbas excavadas en la roca) hallados en la aldea de Beni-Hassan el Kadim que datan de la XI dinastía (hacia el año 2100 a.C.) y donde se pueden ver dos artesanos sentados soplando dos largas cañas.


La posibilidad de que se trate de la representación de dos vidrieros soplando vidrio ha sido descartada, ya que ni la actitud de los dos artesanos, ni las cañas que utilizan son las más adecuadas para ese menester. Por otra parte, la temperatura del hogar no parece ser la suficiente para mantener el vidrio a la viscosidad requerida para ser soplado. Posteriormente se ha interpretado este relieve como la representación de unos fundidores de metales atizando el fuego de una fragua mediante largos tubos metálicos.

Sin duda los egipcios desarrollaron una cultura vanguardista en muchas disciplinas, y en el caso del vidrio, no podía ser menos.

Fuentes:
Fernández Navarro, Jose María,"El Vidrio", C.S.I.C.
Wikipedia

jueves, 17 de noviembre de 2011

Los orígenes del vidrio

¡Hola amig@s! Estrenamos nueva sección en el blog, dedicada a la Historia del Vidrio. Este primer post versa sobre los orígenes y mitos sobre su descubrimiento.¡Comentad lo que os parezca más curioso!
El vidrio existe en la naturaleza desde que se consolidó la corteza terrestre y de él aprendió a servirse el hombre prehistórico muchos milenios antes de que saliera de las manos del primer artesano.
Las diferentes variedades de vidrio natural, que constituyen otras tantas variedades de rocas eruptivas, se formaron a partir de magmas, los cuales, bajo las condiciones en que se produjo su enfriamiento, no llegaron a cristalizar formando especias minerales definidas.
Obsidiana

La roca vítrea más importante y la más empleada por el hombre prehistórico fue la obsidiana. (¿No le encontráis cierta similitud a nuestra serie Atlantis?). Desde un principio la obsidiana permitió satisfacer esa doble necesidad funcional y ornamental que el hombre de todas las épocas ha buscado siempre en los diversos materiales que ha manejado, empleándola en la fabricación de útiles domésticos y defensivos tales como hachas, raspadores, puntas de lanza, etc., y además sirviendo para confeccionar los primeros espejos y sencillos abalorios.

La aparición de los primeros objetos de vidrio fabricados por el hombre no ha podido situarse ni geográfica ni cronológicamente. El descubrimiento del fuego le dio al hombre acceso a las altas temperaturas y le permitió desarrollar las primeras artesanías basadas en él: la alfarería, la metalurgia y la vidriería. Y es muy probable que, como consecuencia de una de las dos primeras, se obtuviera el primer vidrio de una manera puramente casual, bien como consecuencia de la vitrificación accidental de un barro cocido o de la aparición de escorias vítreas en el tratamiento del cobre.

El hecho de que la alfarería se extendiera mucho más que el vidrio entre los pueblos primitivos se debe a que la arcilla se sometió con mayor facilidad a la mano del hombre y adoptó las múltiples formas que éste quiso darle, aparte de que la fabricación del vidrio planteaba mayores dificultades por la necesidad de mayor temperatura y operaciones más complejas.

El famoso historiador Plinio el Viejo (23-79 d.C.), en su Naturalis Historia, recogió una versión sobre el descubrimiento del vidrio: cuenta que unos mercaderes que se dirigían a Egipto para vender trona (una mezcla de carbonato y bicarbonato sódico), se detuvieron a cenar a orillas del río Belus (actualmente río Naaman), en Fenicia. Como no había piedras para colocar las ollas, decidieron utilizar algunos trozos de trona. Calentaron sus alimentos, cenaron, y se fueron a dormir. A la mañana siguiente vieron asombrados que las piedras se habían fundido y habían reaccionado con la arena silícea para producir un material duro y brillante, el vidrio.

Aunque se ha demostrado experimentalmente que en un fuego abierto de leña se puede alcanzar en dos horas una temperatura de 1200ºC, lo cual bastaría para fundir un vidrio binario de silicato sódico, los hallazgos arqueológicos hallados en Egipto que datan del año 2500 a.C., fecha muy anterior a la del establecimiento del pueblo fenicio en las costas de Siria (años 2000 a.C.) demuestran que la anécdota citada por Plinio tiene más de mito que de realidad, pero en cualquier caso las primeras manufacturas vidrieras importantes estuvieron situadas en Siria. De hecho, las arenas procedentes del río Belus son famosas por su calidad y durante siglos se consideraron componentes indispensables para la fabricación del vidrio.

Próximamente continuaremos hablando del vidrio en la Antigüedad. ¡Gracias por leernos!