¡Hola amig@s!
Seguro que alguna vez os habéis equivocado. No importa lo sabios que seáis o la formación que tengáis, ya lo dice el refrán: "el que tiene boca se equivoca". Nosotros, autores de este blog, erramos continuamente, más de lo que quisiéramos...
Los errores en sí mismos no suelen ser catastróficos, generalmente sólo suponen una pequeña pérdida o frustración, así que sus peores efectos aparecen cuando el que los comete no enfoca de manera adecuada el proceso natural para asimilarlos y seguir adelante. Si para ti los errores suponen un quebradero de cabeza, los consejos que te damos a continuación seguro que te ayudarán en el futuro.
Lo primero que hay que tener en cuenta es nuestra propia interpretación de los errores. ¿Son algo terrible o indeseable? ¿Sólo sirven para manifestar nuestra incompetencia en según qué aspectos? Absolutamente no. La creencia de que los errores son regalos de sabiduría debe quedar grabada a fuego en nuestro particular modo de pensar. ¿Acaso equivocarse no es inevitable en cualquier proceso de aprendizaje? Cada vez que cometemos un error, tenemos la oportunidad de aprender y seguir avanzando. Por tanto podríamos decir que cuantos más errores cometamos, más nos estaremos aproximando a eso que llaman "sabiduría". Y, en consecuencia, si no te equivocas en realidad no estás aprendiendo, sino simplemente haciendo algo que se te da muy bien.
Para aprovechar al máximo la sabiduría que se esconde tras cada error se puede seguir un esquema de tres pasos como el que planteamos a continuación:
1º.- Identificar el error: parece una perogrullada, pero a veces nos perdemos en un laberinto de sentimientos de culpabilidad y nos saltamos este paso tan importante. Si no sabemos en qué nos hemos equivocado, difícilmente podremos utilizar ese error como un regalo de sabiduría. La mayoría de las veces identificar el error es una tarea sencilla, y no nos llevará más de algunos minutos. En circunstancias más complejas, es conveniente tomarse un tiempo para la reflexión y tratar de discernir con claridad el punto en el que empezamos a errar. Hay que recordar que tenemos un suministro limitado de energía y no podemos permitirnos el lujo de malgastarlo culpando a nadie, y menos a nosotros mismos. Lo que nos interesa es aprender del error y tratar de subsanarlo en la medida de lo posible.
2º.- ¿Podemos hacer algo para solucionar el error? Este segundo paso tiene por objeto minimizar las consecuencias negativas que derivan de nuestra equivocación. En ocasiones no será posible hacer nada, y otras veces podremos enmendarlo total o parcialmente. En el primer caso, si no es posible solucionar nada, deberemos hacer valer nuestro autodiscurso positivo, separando nuestras acciones/errores de nuestro valor como personas y pasar directamente al punto 3 de esta guía.
Si existe algún modo de que podamos minimizar las consecuencias de nuestro error, cabe hacerse las siguientes preguntas: ¿tenemos el tiempo y la energía suficientes como para encararlo? y ¿realmente compensa nuestro esfuerzo el tratar de solucionarlo? En caso afirmativo, procederemos a describir un plan detallado de las alternativas y las acciones a emprender en cada una de ellas, quedándonos con la que despierte los sentimientos más positivos, toda vez que hayamos recabado y analizado toda la información posible sobre nuestro error y sus circunstancias.
3º.- ¿Qué podemos hacer para reducir la probabilidad de que se repita el mismo error en el futuro? Este tercer paso es el que definitivamente convierte nuestro error en un verdadero regalo de sabiduría. Se trata de discernir las acciones que podemos llevar a cabo para no tropezar en la misma piedra en el futuro. Podemos escribirlas y así no se nos olvidarán. Pero ojo, ¡lo realmente importante es llevarlas a cabo!
Si utilizas este enfoque de tres pasos para tus errores,los convertirás en una gran fuente de sabiduría. No te preocupes si crees que te equivocas mucho, seguro que no es para tanto y, en cualquier caso, utilizando esta pequeña guía al final conseguirás que forme parte de tus rutinas y crearás un fantástico círculo virtuoso de sabiduría.