martes, 28 de febrero de 2012

La fabricación del vidrio en Egipto y Siria (II)

Durante el reinado de Dario (521 - 485 a.C.) en que continuó el regreso de los cautivos de Israel, y a lo largo del restante periodo de dominación persa, volvió a florecer la artesanía vidriera fenicia, uno de cuyos principales núcleos de producción se instaló en la ciudad de Chezib, al sur de Tiro. El importante desarrollo comercial que se produjo simultáneamente y que animó la vida de los puertos fenicios, favoreció la exportación de los valiosos recipientes de vidrio, que a menudo servían de envases a costosos perfumes en cuya elaboración los fenicios demostraron una singular maestría. De esta manera se extendió esta delicada mercancía por los países mediterráneos occidentales y también por el Oriente, llegando hasta la India, como consecuencia de los contactos establecidos por Alejandro Magno durante su campaña en 326 a.C.

En el transcurso de los siglos siguientes, y en competencia con la de los vidrieros egipcios, se fue depurando la técnica y consolidando el prestigio de los vidrieros fenicios concentrados en Sidón. Esta ciudad, por una parte, y Alejandría por otra, constituyeron los dos principales enclaves vidrieros que habían de mantener su preeminencia hasta pocos años antes del inicio de nuestra era.


Los vidrieros alejandrinos, siguiendo su antigua tradición egipcia, mostraron su mayor destreza en la elaboración de vidrio coloreado y de vidrios "mille - fiori". También fabricaron recipientes prensados y tallados entre los que el cuenco de Canosa constituye uno de sus más bellos exponentes.

Hacia el siglo II a.C. (561) se produjo un acontecimiento que había de ser trascendental para la artesanía vidriera: la invención en Sidón de la caña para soplar el vidrio. La técnica del soplado del vidrio supuso la primera innovación verdaderamente revolucionaria en sus métodos de elaboración, y trajo consigo un mejoramiento de la calidad del vidrio, ya que para ser trabajado por esta técnica se requieren temperaturas considerablemente más elevadas que las que exige el trabajo de las pastas de vidrio.

Con el manejo de la caña de soplado se inicia la verdadera artesanía del vidrio hueco propiamente dicho en todas sus formas. Este procedimiento fue aplicado primeramente al soplado de recipientes en el interior de moldes, y poco más tarde se extendió al soplado al aire. Parece muy probable que fuera igualmente en los talleres vidrieros de las costas de Siria donde se fabricaran, también por soplado, los primeros vidrios corona para ventanas. Con esta técnica que ofrecía tan grandes ventajas pudieron fabricarse piezas de paredes considerablemente más delgadas, se introdujeron nuevos diseños con una gran variedad de formas, y se abandonaron los viejos estilos clásicos tradicionales. Además la rapidez de este nuevo procedimiento de trabajo hizo posible una fabricación en mayor escala.

Las piezas fabricadas por los vidrieros de Sidón durante esta época llevaban la marca y firma de su autor, lo que ha permitido su identificación segura. Entre los más afamados vidrieros destacaban Ariston, Artas y Ennion, de cuyos talleres salieron numerosos vasos soplados en molde, con diferentes motivos impresos en relieve y con inscripciones en griego, de acuerdo con la moda y la importancia que había adquirido este idioma en Oriente desde las conquistas de Alejandro Magno.

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